miércoles, 27 de mayo de 2009

Lección 1. YAMA

Lección 1. YAMA
Yama son restricciones que nos ayudan a cesar o refrenar acciones que nos traerán resultados no deseados. Se dividen cinco:
Ahimsa. Es la ausencia de violencia. Todos los días solemos ejercer violencia contra nosotros mismos. Incluso al agredir a otros. Al violentarnos innecesariamente contra algo o alguien, esa violencia repercute y de alguna manera se nos vuelve en contra. Por ejemplo: Si te enojas con alguien y le gritas, además de agrederlo físicamente a él, te causas un daño interno que a la larga a ti te causa estrés y enfermedades.
La creencia de que quedarse con las cosas no es bueno, tampoco es cierto. Es mejor si poco a poco vas cambiando el origen de tus sentimientos y cuando necesites decir o hacer algo, lo hagas directo y sin dañar a otros y por consecuencia a ti mismo.
Se puede ser violentos a nivel físico, emocional, mental o espiritual. Debemos analizar cada acción de nuestra vida y ver como podemos ser no violentos contra nosotros mismos y con los demás. El cambio se da poco a poco.
Satya. Es conducirse con verdad. No se refiere a la mentira estratégica o piadosa que a veces es necesaria. Se trata de ser auténticos y sinceros, incluso con nosotros mismos. Aceptándonos como somos, encontraremos más cualidades en nuestro interior de las que queremos aparentar. En la medida que mentimos debemos mantener un cierto recuerdo o concentración para que no se nos descubra. Cada mentira se asocia con otra y forman una vida ilusoria que nos confunde y que nos exige cada vez más energía para poder tapar nuestras mentiras.
Ahora no practica Satya el que dice: Yo no me quedo callado o le dije sus verdades. Una cosa es actuar con la verdad en la mano o en la boca y otra agreder verbalmente a los demás. Aunque lo que digamos es cierto. Combina Ahimsa con Satya y serás un Yogui o una Yoguini.
Cuando estamos en armonía con Satya, vivimos tranquilos y despreocupados. Nuestra mente se va ordenando y aumenta nuestra lucidez, seguridad y agudeza mental.
Asteya. Significa no robar. Nos apoderamos de algo que no somos merecedores y lo hacemos porque sentimos que no somos capaces de conseguirlo por nuestra propia capacidad. No cumple con Asteya quien le roba el tiempo a otros con pláticas insulsas o llegando tarde a una reunión. También quien se queja de que las cosas van mal pero no hace esfuerzos por mejorar. Se está robando a si mismo lo más preciado: tiempo de vida.
Respetar el principio de Asteya da fuerza, porque al trabajar sin distracciones desarrollamos nuestras capacidades de concentración y de solucionar problemas hábilmente.
Brahmacharya. Significa no desenfrenarse. Nos conduce a la ley del justo equilibro o del camino medio. Cumplir este precepto nos equilibra y armoniza. Transgredimos Brahmacharya cuando:
En el aspecto físico cometemos excesos de cualquier tipo con nuestro cuerpo: comiendo, trabajando o durmiendo en exceso.
En el aspecto mental se cuando tenemos la mente desordenada. Una mente llena de ideas.
En el emocional cuando ponemos mucho afecto en algo que no lo merece, dejando de lado cosas valiosas y pequeñas cosas que hemos olvidado justamente porque son pequeñas
En el espiritual cuando nos deshacemos de nuestros principios religiosos o morales.
Si no velamos por el justo camino de Brahmacharya, no podemos cumplir el YAMA. El desorden provoca desarmonía. Respetarlo es saber hasta dónde avanzar pero también dónde detenerse, hasta cuándo actuar y a partir de qué momento saber esperar, cuánto hablar y a partir de qué punto saber callar. La enseñanza fundamental que nos brinda Brahmacharya es focalizar y utilizar nuestras energías de acuerdo a la actividad a desarrollar. Actuar en forma moderada y adecuada en todas las cosas, nos conduce a la eficiencia, a la habilidad de acertar con el camino correcto.
Aparigraha. Es la no posesividad. A veces se piensa que ser altruista es entregar todo a los demás y quedarse sin nada, o dedicar la vida a otros olvidándose de sí mismo. Esto es erróneo porque sabemos que no podemos ayudar a otros cuando no hemos hecho nada por nosotros mismos; no podemos dar aquello que no tenemos.
Altruismo es saber compartir. Transgredir Aparigraha es un recelo a compartir, siendo muy celosos del propio cuerpo y no permitiendo el contacto con los demás. También queriendo tener la exclusividad de conocimientos adquiridos, por ejemplo el jefe o el técnico que no enseña del todo su profesión a sus colaboradores o subordinados, por temor a que ellos aprendan bien y lo sobrepasen. No se da cuenta de que quien más da más recibe. Otro caso es el temor de hacer alguna pregunta o de exponer las propias ideas. Quien no comparte sus ideas o dudas solo posee su propia ignorancia.
Estar en armonía con Aparigraha es darse cuenta de que uno disfruta y crece compartiendo lo que tiene y dando desinteresadamente; claro, dentro de cierta medida. De esta manera, al considerar que nuestro éxito es ayudar al otro, y que nuestro crecimiento es el crecimiento del otro, no tenemos que estar defendiéndonos ni ocultando nada. La mente se relaja y permite que nuestra conciencia profundice en la mente interna, conectándonos con lo trascendente y obteniendo así sabiduría e inspiración.

No hay comentarios:

Publicar un comentario